El Molino de la Tarasca O Fuente de los alunados.
Según las tradiciones provenzales, la Tarasca era un terrible monstruo que asolaba los campos y devoraba a las gentes del país. Dice la leyenda que Santa Marta, hermana de María Magdalena, se encargó de liberar al pueblo de los ataques de tan temida fiera practicándole exorcismos y arrojándole al Ródano. Ello dio origen a una de las fiestas más populares de Provenza.
En el pasado, en Badajoz, en las márgenes de los ríos, debido a las largas sequías y a las inundaciones, se construyeron pesqueras y molinos hoy en día casi desaparecidos. Uno de éstos, llamado de la “Tarasca”, estaba situado en la orilla derecha del Rivillas, hoy junto al puente de la carretera N-V Madrid-Lisboa, en su cruce con la de Sevilla, junto a la gasolinera. Este molino harinero de origen romano y de una sola piedra se usaba en invierno, cuando el río Rivillas aumentaba su caudal provocando estragos entre los terrenos más próximos. Allí era donde, según la tradición, se escondía un extraño animal con forma de serpiente llamado la “Tarasca”, el cual asolaba la comarca y devoraba a la población tras las noches de tormenta. (Muy interesante, la interpretación que hace ELOY MARTOS de esta leyenda entroncada con los mitos y leyendas universales en Album de cuentos y Leyendas tradicionales de Extremadura).PEDRO MONTERO MONTERO, en un artículo titulado “La Tarasca o la fuente de los alunados” de la revista de la AECAB (Badajoz, Indugrafic, junio 2006), lo describe como un “animal selvático y montaraz, una especie de dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey, con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión”.
El Molino de la Tarasca O Fuente de los alunados.
Según las tradiciones provenzales, la Tarasca era un terrible monstruo que asolaba los campos y devoraba a las gentes del país. Dice la leyenda que Santa Marta, hermana de María Magdalena, se encargó de liberar al pueblo de los ataques de tan temida fiera practicándole exorcismos y arrojándole al Ródano. Ello dio origen a una de las fiestas más populares de Provenza.
En el pasado, en Badajoz, en las márgenes de los ríos, debido a las largas sequías y a las inundaciones, se construyeron pesqueras y molinos hoy en día casi desaparecidos. Uno de éstos, llamado de la “Tarasca”, estaba situado en la orilla derecha del Rivillas, hoy junto al puente de la carretera N-V Madrid-Lisboa, en su cruce con la de Sevilla, junto a la gasolinera. Este molino harinero de origen romano y de una sola piedra se usaba en invierno, cuando el río Rivillas aumentaba su caudal provocando estragos entre los terrenos más próximos. Allí era donde, según la tradición, se escondía un extraño animal con forma de serpiente llamado la “Tarasca”, el cual asolaba la comarca y devoraba a la población tras las noches de tormenta. (Muy interesante, la interpretación que hace ELOY MARTOS de esta leyenda entroncada con los mitos y leyendas universales en Album de cuentos y Leyendas tradicionales de Extremadura).PEDRO MONTERO MONTERO, en un artículo titulado “La Tarasca o la fuente de los alunados” de la revista de la AECAB (Badajoz, Indugrafic, junio 2006), lo describe como un “animal selvático y montaraz, una especie de dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey, con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión”.
La Fuente de los Alunados se construyó en el año 1311 en el Cerrillo de los Mártires, junto al puente del arroyo de Calamón cerca de la desaparecida Ermita de los Santos Mártires, la iglesia parroquial de la llamada Aldea de la Mañoca y del conocido Puente de las Brujas hasta hace poco en servicio; no existe en la actualidad la fuente ni el puente.
Por esos andurriales se contaba que la Tarasca era un monstruo venido de no se qué parte que en los días de grandes tempestades se soliviantaba y, al amainar la tormenta salía por los campos a saciar su furia con el primero que encontraba, estrangulándolo y ahogándolo después donde encontraba agua.
En una ocasión, allá por 1480, en una noche de fuerte tormenta vinieron a buscar por varias veces al médico judío Cohen a su casa para atender al porquero de la Albuera, hasta que por 700 maravedíes lo convencieron.
El judío consiguió sacar al enfermo otros 100 maravedíes por unas “hojas y raíces de dedalera”, pero éste moría instantes después.
En el viaje de regreso el médico y los que lo acompañaban se disponían a descansar unos momentos en las cercanías de la Ermita de los Mártires, cuando de la espesura de los matorrales que cercaban el camino se oyó un ruido sobrecogedor; detuvieron el paso de los caballos que comenzaron a relinchar dando botes y saltos hacia atrás. Cohen, que no montaba bien, cayó al suelo en el momento en que un animal extraño, parecido a un dragón, se le abalanzó y le enroscó parte de su cola al cuerpo. Médico y monstruo desaparecieron en dirección a una fuente (Fuente de los Alunados) donde encontrarían ahogado al galeno. La Tarasca huyó a un molino cercano que le servía de guarida.
Se cuenta que la Tarasca nunca fue hallada muerta. Lo mozos, después de la procesión del Corpus, tras haberse metido para el cuerpo unos cuantos cuartillos de vino, marchaban camino del molino a buscar a la bicha e incluso hay quien asegura haberla visto entre los vapores del alcohol.
by_alex
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